Los que gestionamos la comunicación de manera profesional en el ámbito de las empresas, partimos, muchas veces, de las necesidades comunicativas internas de la empresa, sin pensar, en muchos casos, de las necesidades de nuestros receptores (clientes, proveedores, trabajadores, etc.). Es una situación que se presenta reiteradamente y que demanda, hoy en día, un cambio profundo en el concepto de la comunicación empresarial. Crear un monólogo no es comunicar, para comunicar es necesario dos o más interlocutores con capacidad de escuchar, hablar, entenderse, en definitiva, relacionarse partiendo de una posición empática que permita construir.
La escucha es la base de la comunicación, conocer las necesidades y demandas de nuestros stakeholders, internos y externos, nos permitirá entablar un diálogo transparente y empático basado en valores, para propiciar una comunicación activa y efectiva. ¡Dejémonos de mirar el ombligo y entablemos una conversación!
En una sociedad hiperconectada y social, necesitamos de un diálogo sincero y autentico que genere la confianza y la relevancia necesaria que incida directamente en la reputación de la empresa.